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¿HABLAS ESPAÑOL?


 
(Crédito imagem: BBC.com)
            
          Los brasileños suelen dudar de la importancia del idioma español, pese a las evidencias estadísticas: el español es la segunda lengua extranjera más hablado del mundo, trás el inglés y disfruta hoy de una propagación creciente no solo en EEUU pero también en Asia, como, por ejemplo, en China, donde forma ahora parte del curriculum de las escuelas  públicas a partir del nivel elemental. Se puede preguntar porqué ese desprecio por la lengua de Cervantes, una vez que estamos cercados de hispanohablantes, con los que tenemos relaciones comerciales y sociales permanentes.
            La primera respuesta puede ser la omnipresencia del inglés, que ocupa case todo el espacio hoy dedicado a los idiomas extranjeros entre nosotros. Una otra respuesta posible es la idea de que el español se puede comprender com relativa facilidad, así que, con un poquito de paciencia y atención, se puede involucrarse en una conversación, siempre  que se supa enrollar la lengua  en el portuñol.
            Este último, el portuñol, es de hecho la grande amenaza a los hispanohablantes de origen brasileño. Se trata de la conversión de una baza y una ventaja en un defecto deplorable. Porque es amplamente reconocido que a los brasileños les es mucho más fácil compreender y aprender el español que el contrário, o sea, que a los hablantes de español aprender el portugués. En tanto que profesor, oriento siempre mis alunos a huir a esta trampa con dedicación a la pronunciación y al uso correcto del vocabulario.
            Es importante decir que, cuando se aprende una lengua extrajera, es natural que se busque las similitudes de vocabulário y de gramática para relleñar los huecos de la expresión. Sin embargo, la  grande proximidad entre los idiomas portugués y español puede ser comprendida como una invitación al desprecio a las particularidades que dan belleza y distinción a cada uno de ellos. Un pasito en falso y ya caimos en el portuñol, el inimigo común que debemos combatir.
            En cuanto a la competencia del inglés, se trata de un falso problema. En un mundo globalizado y plural, es una ilusión suponer que un solo idioma sea capaz de dar cuenta de todas las vicisitudes de la comunicación y de los cambios culturales. Porque no estamos hablando solamente de negocios y de cifras.  Por más predominante que sea el lenguage del business y del management, las interrelaciones entre pueblos diferentes tienen siempre sutilezas y aspectos culturales de primera importancia. Una “lengua franca” por si sola nunca será el suficiente. Además, es increíble que parceros de negocios brasileños e hispanoamericanos vengan a utilizar el inglés como lengua común.
            Brasil ha fallado vergonzosamente en implantar la enseñanza del español en sus escuelas públicas, pese tener firmado un acuerdo en gobiernos pasados en este sentido. De parte de las escuelas particulares, la atención al costo-beneficio y el desprecio tout court a la cultura las han llevado a pasar a lo largo del planeta español. No impide que los institutos de idiomas y algunos pocos profesores particulares, entre los que me incluyo, continuen a ofrecer y a empeñarse por el aprentizaje del español.
            Mi posición es aún más particular, teniendo en cuenta que soy profesor de cuatro idiomas, respectivamente el Inglés, el Francés, el Español y el Portugués para extranjeros. Considero el español una lengua muy bonita y mucho más sencilla que el portugués, por lo tanto, mucho más fácil de aprender. Lo que me lleva a afirmar que limitarse al uso mediocre del portuñol o del inglés en los intercambios con nuestros vecinos hispanohablantes es una demonstración de pereza.
            ¡A las clases de español!, entonces. Es un placer reconfortante ver que se puede hablar bien un otro idioma en un año o mismo seis meses. Tengo una amplia gama de ejemplos de éxito en esta área.

©
Abrão Brito Lacerda
19 12 18

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